Hemos hablado anteriormente de que los seres humanos por naturaleza venimos de un espacio, amoroso y lleno de paz. Los átomos que componen nuestro cuerpo se forjaron en algún momento dentro de las estrellas. Todos estamos vinculados a esas calidades energéticas desde el instante de nuestra primera inspiración. En el caminar de la vida a muchos de nosotros se nos olvida quienes somos, y es en ese lapso de tiempo donde adquirimos conocimiento de los contextos mundanos en los que a veces caemos, como son el miedo, culpa, victimismo, enojo, tristeza, etc., olvidándonos de el espacio original y amoroso al que pertenecemos originalmente.
Una de las cosas que llegan a limitar nuestro regreso a ese lugar es nuestro propio tono emocional. El tono emocional es un espacio donde posicionamos nuestra mente y emociones, y por ende, desde ahí interpretamos la vida según el contexto en el que nos encontremos estancados en ese momento. En gran medida nuestro lenguaje influye bastante para condicionar nuestro discurso interno y éste llega a ser una barrera para conquistar la paz. De aquí nace la importancia de auto observarnos y ser conscientes de dónde estamos parados.
Lo importante es darnos cuenta de cuál es el tono de nuestro discurso mental, ya que sobre esos colores estaremos imprimiendo nuestros escenarios. Por ejemplo, si mi tono emocional generalmente es de víctima, mis pensamientos, mi comportamiento, la escenografía de mi realidad, y los resultados que dé, serán del mismo nivel de conciencia de donde fueron creados, y seguiré recreando la misma novela, atrayendo los mismos personajes y situaciones de victimización.
Esta es la dinámica en la que muchos nos metemos sin siquiera darnos cuenta de que estamos adentro. Hemos vivido tanto tiempo en dolor, estrés, o sufrimiento que ni siquiera sabemos cómo se siente sentir paz. Nos asusta sentir sensaciones diferentes, entonces, suele suceder que nos apegamos a las mismas emociones ya conocidas, aunque sepamos en el fondo que nos lastiman, generando adicción al drama, en algunas ocasiones.
En algún momento de la vida, las personas tendremos que despertar a nosotros mismos, y esto lo podremos calificar en base a cuánto dolor o gozo tenemos en ella. Esto nos empuja a tomar la decisión de ser felices y de vivir las situaciones como experiencias de aprendizaje, o todo lo contrario. Tomando en cuenta que el cambio de conciencia no es otra cosa sino un despertar al amor por medio de la experimentación de una crisis, que es una etapa en la que hay mucho sufrimiento, bañado de una intención sana y amorosa para que despiertes. Para saber quién eres, necesitas sumergirte en la experiencia de lo que no eres.
Si nunca hemos sentido odio o tristeza en nuestra vida, no sabríamos que es el amor o la felicidad. Aprendemos a través de los opuestos. Si estuviéramos todos despiertos y resueltos, no sabríamos que es la Divinidad, puesto que en un estado original ya somos Todo. El propósito de la experiencia humana es despertar a nuestra verdadera naturaleza y esto lo hacemos a través de la dualidad. El tono emocional o el contexto energético donde colocamos los pensamientos crean nuestra realidad, determinando sufrimiento o felicidad.
Es en los opuestos dónde encontraremos nuestra llave para cruzar el puente hacia nuestra propia divinidad. Es decir, sumergirnos en la experiencia del odio, para encontrar el amor. Vivirnos en consonancia con el momento presente, es lo que dará significado a estar en una relación con las cosas que suceden, donde ya no haya resistencia interior, donde ya no calificamos mentalmente los sucesos como buenos o malos, simplemente vivimos y dejamos que las cosas sean, y estar bien con eso.
Abre tu mente a vivir tu vida desde otro lugar, date permiso de observarte y ver en dónde estás parada frente a tu vida. Desde ahí posiciona tu mente en un espacio amoroso para comenzar a percibirla con otros colores más armónicos. Tú eres dueña de tu vida, en ti está el poder de cambiar o modificar las cosas que ya no te funcionan. Es a través de la autoridad del pensamiento amoroso que recibirás la capacidad de modificar cualquier situación que no venga del amor.
Namaste.
Daniela Medina. Life Coach del Proceso MMK Coaching de Alejandra Llamas.
Facilitadora Ontológica que te acompañará en tu camino hacia la conquista de tu Paz Interior y Niveles de Conciencia.
Twitter: @danilifecoach
Mail: damego21@hotmail.com
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